De las fortunas que un hombre
pueda lograr alcanzar
hay una que está en su mano
y … ¡no la sabe encontrar!.
Llena de inmensa alegría
colma vasos sin bosar
es luz dentro de tinieblas
satisface sin hastiar
hija de la libertad
compañera del amor
y eterna fidelidad,
vuela sobre el Universo
con un mensaje de paz
llega al corazón del hombre
que conoce la humildad
que sabe de las razones
que ciega a la humanidad.
«Amigo…
¿ no me conoces?
de niño solías jugar
pasabas horas y horas
conmigo en tu intimidad,
me olvidaste con el tiempo
y no sabes recordar
¡yo nunca te abandoné!
te hiciste adulto y… ¡ya ves!
tu sentimiento cambiaste
por míseros intereses
me vendiste, me ultrajaste
y sin piedad te burlaste
hasta dejarme en la calle.
Y… ¡ahora!
ahora vienes a comprarme
con tus banales fortunas
llenas de polvo y de aire…
¡sigues en tu necedad!
sólo encuentras tus iguales
esos que por ambición
besan tus pies y son capaces
de arrastrarse por el fango
¡igual que tú… igual que tú
te arrastraste!.
Cuando quieras encontrarme
búscame donde dejaste
tu sentimiento dormido
sin miedo ni falsedades
volverás a ser mi amigo
compañero inseparable
remontaremos montañas
volando como las aves
recorreremos caminos
limpios de fango…
¡brillantes!.»
Hija de la libertad
compañera del amor
y eterna fidelidad,
hoy por fin que ya te encuentro
siento gritar a mi alma
pregonar desde muy dentro
tu nombre sencillo y pleno:
¡¡¡AMISTAD!!!.
Jóse Saroa