Barcos

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BARCO

Quisiera ser barco

navegar por tus ojos,

y en tu ojos ser espejo.

En el mar de tu iris,

donde me siento eterno,

ser guerrero que descansa

entre tus sueños.

Yo quisiera entregarme

todo entero, ser sangre

que corra por tus venas

y en tu corazón anclar…

mi barco, tu iris…

nuestro encuentro.

***

BARCA

Quisiera ser barca

navegar por tus ojos,

y de tu ojos ser vela.

En el mar de tu iris,

donde me siento eterna,

ser reflejo que descansa

en tu singular silueta.

Yo quisiera entregarme

toda entera, ser sangre

que corra por tus venas

y en tu corazón anclar…

mi barca, tu iris…

nuestra convivencia.

Jóse Saroa

Desierto de arena

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Entre un desierto de arena

de repente me encontré

una flor que al ser tan bella

su belleza contemplé.

Mas sin quererme dar cuenta

de sus pétalos salían

chorros y chorros de sangre

que por verla… ¡se moría!.

Le pregunté la razón…

si es que al mirarte te hiero

dímelo para saberlo,

para apartar la mirada,

para saber lo que siento.

«Escúchame peregrino

vas viajando en un desierto

hasta ahora no me has visto,

mi nombre va con mas nombres

que dieron su nombre al tiempo.

Yo siempre estoy a tu lado

cuando estás solo… ¡te siento!

y al rebuscar entre nada

tus ojos miran con miedo,

otras veces sin embargo

te agrado, me necesitas, me amas

y yo entonces… ¡te quiero!.

Soy la que te acompaña

en esos duros momentos

en que tu mente descansa

de otras mentes, de otros sueños,

para mirar hacia dentro

de ti mismo, en tu silencio.

Momentos, breves momentos,

momentos, largos momentos,

son esos cuando te siento.

Ahora me estas viendo

te parezco muy bella

me tocas, me acaricias,

con tus ojos me llenas

y al llenarme me desgarras

me robas mi pura esencia.

Mil veces me has traicionado

y lo seguirás haciendo,

otras tantas me buscaste

y me seguirás teniendo.

Yo tengo múltiples formas

hoy me ves como una flor

nacida entre su desierto,

procura nunca encontrarme

como serpiente o veneno,

porque entonces sufrirás

mas que ahora estoy yo sufriendo.

Sal pronto de este desierto

porque mi sangre

envenena tu sangre

¡Cuánto lo siento!.

Cuando encuentres a alguien

que le narres nuestro encuentro

dile que viste llorar a una flor

en un desierto

y que al verme contemplada

mi corazón, mis entrañas,

mataste sin tu quererlo;

mas de la muerte renace

la esencia en que me mantengo.

¿Mi nombre?

mi nombre va con mas nombres

viajando en tu mismo tiempo,

al salir de este desierto

lo escucharás entre ecos,

no te hará daño el saberlo».

¡Soledaaad!

¡Soledaaad!

miré hacia atrás y…

¡No había desierto!.

Jóse Saroa

Tierra roja

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Donde la tierra es aire

y el aire tierra.

Donde el hombre es ave

y el ave…¡Presa!.

Suenan tambores:

Alegrías, tristezas, paz y guerra.

Roja tu piel, roja tu tienda,

roja tu sangre, roja tu tierra.

Tiempos pasados llenos de leyendas,

de grandes personas, de hazañas épicas.

La pradera era vida, el pueblo Naturaleza;

todo en armonía con vidas…¡Plenas!.

Roja tu piel, roja tu tienda,

roja tu sangre, roja tu tierra.

Tiempos acabados,

masacre, conquista, traiciones, vilezas;

sembraron de espanto la pradera…¡Yerma!.

El búfalo murió, blancas calaveras,

vientres vacíos sirvieron de blanco

a blancas… ¡Cabelleras!.

El exterminio casi consigue su proeza…

¡Sombras negras!.

Roja tu piel, roja tu tienda,

roja tu sangre, roja tu tierra.

Hoy

en una hermosa noche llena de estrellas,

a la luz de una hoguera,

un anciano…¡Me enseña!.

Su sabiduría mi esperanza llena,

donde la tierra es aire y el aire tierra,

donde el hombre es ave y el Espíritu…

¡Vuela!.

Jóse Saroa

¡Cantad, reíd!

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El canto del cuco marca las horas

y el de las bombas… la muerte.

Reíd bajo el olor fétido de la peste

bajo el olor de los niños al descomponerse,

cantad por el camino alegre de los inocentes,

reíd por la mortal angustia de los que no pueden

soportar la lucha y ver caer la gente,

cantad para que no escuchéis

los gritos exhaustos de los que de hambre mueren,

reíd al contemplar los cuerpos inertes

de las que un día fueron hermosas mujeres…

¡Cantad, reíd, cantad, reíd!

porque al sufrimiento… ¿La risa detiene?

porque al reír… ¿La muerte no nos viene?

¡Despiadados sois con vuestra propia mente!

porque al reír… ¡el sufrimiento viene!

porque al cantar… ¡la muerte no se detiene!

¿Por qué seguir fingiendo parecer indiferente

si hasta las piedras padecen el sufrimiento y la muerte?.

La piedra que no la flor,

que siendo la piedra… piedra

tiene mejor corazón

que las flores que en su tallo

sólo recogen rencor.

Sentid, pero al sentir

meditad que hay niños que desconocen

la hermosura de la risa y la belleza de un cante…

que la piedra, siendo piedra, tiene mejor el semblante

que la flor entre la cual brotan semillas de sangre,

sangre de los inocentes,

sangre que tan sólo vale

para que canten y rían

los que no tienen bastante

y que sedientos de… ¡Nada!

la nada buscan en… ¡Balde!.

Jóse Saroa

Atardecer

Doradas aguas

de orillas blancas,

donde la ola es lágrima

y el viento balsa.

Sol ruborizado

porque se marcha,

la luna trae plata,

en el horizonte

su fulgor resalta.

Nubes que se alzan

en torbellinos de alabanzas,

modelan figuras

llenas de nostalgias.

Me siento agua,

que limpia, que sacia.

Me siento orilla,

donde tú descansas.

Me siento nube,

sueños que no acaban.

*

La oscuridad me embarga,

ya no soy, no estoy

mi tiempo navegó

en navío de plata.

Jóse Saroa

Y te has ido

Prisioneras quedaron en mis torpes dedos

las lágrimas que entonces de tus ojos salieron.

Y te has ido…

en el vacío del tiempo queda el olvido.

Y te recuerdo…

busco tu olor como un mendigo hambriento.

Y te deseo…

como el clavel la rosa,

como el río a la mar en que desfoga su celo.

Y te quiero…

como la soledad quiere al silencio,

como el rocío quiere a la aurora naciendo.

Y te has ido…

mas yo te espero,

como la tierra espera al fruto nuevo…

¡Amada mía!

Aquí me quedo

en la esquina eterna de nuestra calle en el pueblo,

con el ramo de flores que cogí en secreto

de un enorme prado que vi en el sendero.

Y te has ido…

¡Ahora lo entiendo!

Tus ojos entonces vieron el momento,

miraron los míos y… ¡Estaban secos!

y… ¡Estaban ciegos!.

¡Cariño mío!

Llorando te espero

en la esquina eterna de nuestra calle del pueblo,

con el ramo de flores que cogí en secreto…

Jóse Saroa

De las fortunas …

De las fortunas que un hombre

pueda lograr alcanzar

hay una que está en su mano

y … ¡no la sabe encontrar!.

Llena de inmensa alegría

colma vasos sin bosar

es luz dentro de tinieblas

satisface sin hastiar

hija de la libertad

compañera del amor

y eterna fidelidad,

vuela sobre el Universo

con un mensaje de paz

llega al corazón del hombre

que conoce la humildad

que sabe de las razones

que ciega a la humanidad.

«Amigo…

¿ no me conoces?

de niño solías jugar

pasabas horas y horas

conmigo en tu intimidad,

me olvidaste con el tiempo

y no sabes recordar

¡yo nunca te abandoné!

te hiciste adulto y… ¡ya ves!

tu sentimiento cambiaste

por míseros intereses

me vendiste, me ultrajaste

y sin piedad te burlaste

hasta dejarme en la calle.

Y… ¡ahora!

ahora vienes a comprarme

con tus banales fortunas

llenas de polvo y de aire…

¡sigues en tu necedad!

sólo encuentras tus iguales

esos que por ambición

besan tus pies y son capaces

de arrastrarse por el fango

¡igual que tú… igual que tú

te arrastraste!.

Cuando quieras encontrarme

búscame donde dejaste

tu sentimiento dormido

sin miedo ni falsedades

volverás a ser mi amigo

compañero inseparable

remontaremos montañas

volando como las aves

recorreremos caminos

limpios de fango…

¡brillantes!.»

Hija de la libertad

compañera del amor

y eterna fidelidad,

hoy por fin que ya te encuentro

siento gritar a mi alma

pregonar desde muy dentro

tu nombre sencillo y pleno:

¡¡¡AMISTAD!!!.

Jóse Saroa

Anhelos

Si yo pudiera saber donde buscarte,

donde encontrar tu corazón amado,

como llenar de sonrisas tus labios,

cuando tenerte y que dejes de negarte.

Si yo supiera la forma de abrazarte,

donde dejar mi aliento con tu aroma,

como juntar tu boca con mi boca,

cuando mecer tu pelo lentamente.

Si yo tuviera el cielo para darte,

donde escuchar tu voz tierna… suave,

como tocar tu alma con mi ansia,

cuando beber el agua de tu fuente

¿Dónde estás que no puedo ni verte?

¿Cómo saber si siempre estás ausente?

¿Cuando llegar para que no te alejes?

Jóse Saroa

Sin armadura

La armadura de Quijote
yo la quise hoy probar
y en la tierra los gigantes
no me dejaron andar.
Con el penacho no ví,
con los guantes no palpé,
las espuelas no calcé,
lanza en ristre no tomé
total… ¡Para qué!.
El escudo lo dejé
que tantos hoyos
tenía que parecía un gruyere…
¿Con el resto?… ¡Ni lo sé!.
Total que desnudo fui,
por el camino caí
y luego me levanté,
la cabeza yo giré
y las estrellas gocé,
mis manos estaban frías
con fuego las calenté,
mis pies ya no erán sostén…
tan destrozado quedé
cuando el camino acabé
que el pobre de Sancho dijo:
“Vivid, señor, pero al tiempo
dad descanso a vuestros sueños,
a la realidad cordura,
a vuestro cuerpo sustento,
a vuestro cansancio lecho.
Luego si querer quereis
¡Soltad vuestras amarguras!
y a Dulcinea, de mi parte,
deis por favor mis recuerdos.”

Jóse Saroa

Ver sin mirar

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Dicen que nunca Tú has visto
ni Sevilla ni Triana,
que ni siquiera distingues
la torre de Santa Ana,
que cuando pasas el puente
no ves del rio su agua,
no ves a Tu Madre Carmen
llorando desde una barca,
que cuando en la madrugá
el altozano te llama
no ves tu calle Castilla
Patrocinio de Tu estancia…
Dicen que nunca tu has visto
ni Sevilla ni Triana
¡Que sabrá la gente, Padre,
lo que tu nube no alcanza!

Si hiciste ver a los ciegos,
a los mudos diste el habla
y hasta a los muertos volviste
de su tumba a la esperanza.
¡Que sabrá la gente, Padre,
lo que tu nube no alcanza!

*

Dicen que nunca Tú has visto
ni Sevilla ni Triana,
¡Que sabrá la gente, Padre,
lo que tu nube no alcanza!

Jóse Saroa